Bubú emprende su ruta hacia la felizidad el mismo viernes que tu abuelo Felipe su vuelo a la estrella del sur, como decía tu madre, o como dibujó tu padre, su camino hacia el árbol de la vida; con la respiración de un atleta. EL ÁRBOL DE LA VIDA, ¿qué opinas tú de este título, Ana?
Con z, la felizidad debe ser mejor al final de los dos caminos. Allá por 1981 dos chicas, María José Paz y Carmen Barón, escribían conjuntamente muchos poemitas; no se podía saber si eran de una o de otra, y eso estaba bien. Las dos con unos veinte años y faltas de ortografía a veces. Un día Carmen, o María José, escribió por ejemplo lo siguiente:
“Sueño ser libre. La livertad se llama dinero. Qué mal”.
Qué bien, libertad con v ellas, felicidad con z Ana, tu abuelo Felipe, Bubú y ellas dos. (Por todo los pantanos de Sudamérica, ¡hoy quizá sean también abuelas!).
En tu penúltima visita me enseñaste a dibujar Bubúes. “Primero, el círculo de la cabeza”, me ordenabas, luego el del cuerpo, el hocico, colorear el hocico, boca… Así hasta el rabo-flecha.
Pero no recuerdo bien qué era lo de encima de las orejas: ¿corona con cascabeles para animar el camino?, ¿faros para alumbrar la carretera por la noche?... ¿Una mariposa en la señal de tráfico?, ¿chorizos verdes colgando de la raya-cuerda? Si no son chorizos verdes, como Bubú parece un hipopótamo, puede que sean lianas de la selva esperando a Tarzán. A escribir, pues, su aventura.
Bubú emprende su ruta hacia la felizidad el mismo viernes que tu abuelo Felipe su vuelo a la estrella del sur, como decía tu madre, o como dibujó tu padre, su camino hacia el árbol de la vida; con la respiración de un atleta. EL ÁRBOL DE LA VIDA, ¿qué opinas tú de este título, Ana?
ResponderEliminarCon z, la felizidad debe ser mejor al final de los dos caminos. Allá por 1981 dos chicas, María José Paz y Carmen Barón, escribían conjuntamente muchos poemitas; no se podía saber si eran de una o de otra, y eso estaba bien. Las dos con unos veinte años y faltas de ortografía a veces. Un día Carmen, o María José, escribió por ejemplo lo siguiente:
“Sueño ser libre.
La livertad se llama
dinero. Qué mal”.
Qué bien, libertad con v ellas, felicidad con z Ana, tu abuelo Felipe, Bubú y ellas dos. (Por todo los pantanos de Sudamérica, ¡hoy quizá sean también abuelas!).
En tu penúltima visita me enseñaste a dibujar Bubúes. “Primero, el círculo de la cabeza”, me ordenabas, luego el del cuerpo, el hocico, colorear el hocico, boca… Así hasta el rabo-flecha.
Pero no recuerdo bien qué era lo de encima de las orejas: ¿corona con cascabeles para animar el camino?, ¿faros para alumbrar la carretera por la noche?... ¿Una mariposa en la señal de tráfico?, ¿chorizos verdes colgando de la raya-cuerda? Si no son chorizos verdes, como Bubú parece un hipopótamo, puede que sean lianas de la selva esperando a Tarzán. A escribir, pues, su aventura.
Lo de encima de las orejas, gorro de bufón, nos dijiste el sábado. Poco a poco todo se va aclarando.
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