sábado, 5 de enero de 2013

El mundo del principio desde el principio.




8 comentarios:

  1. Ana, de lo que llevas escrito de "El mundo del principio", lo que más interesante me parece, es todo ese asunto de cómo arreglar las casas. Los instrumentos que se van a utilizar también parecen ser los apropiados. El diamante es bien duro, el mineral más duro que existe; vamos a ver si se encuentra, que no será fácil. Luego, una vez humedecido el diamante en esas aguas moradas, habrá que tener cuidado de que no se resbale la media hormiga de oro, porque si le ocurre tal desgracia, ya no podrá comunicar toda esa fuerza que se necesita para la construcción de las casas. En fin, que haya suerte y todo salga como estaba planeado; porque si después de tanto esfuerzo algo falla es una lata.

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  2. Según íbamos subiendo la empinada montaña en busca de ese diamante tan valioso, se nos ocurrieron estos 2 Haikus.

    Moradas aguas
    bañarán el diamante,
    cuando lo encuentre.

    Después del baño,
    media hormiga de oro
    le da su fuerza.

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  3. Caramba, hombre,
    qué buen catarro tengo.
    ¡Auxilio, Ocho!

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  4. ¿Dónde está el monte?,
    ¿dónde el río y la hormiga?
    ¿Dónde el barreño?

    Horror, ha vuelto
    a desaparecer.
    ¡El mapa, Félix!

    Y solo queda...
    ¿habrá o no habrá pantanos
    en Sudamérica?

    Fuera, fuera. Tú, Ana, con los tigres que Félix encuentre en el monte. A carambas, barreños o pantanos, ni caso. Aunque, caramba, todo barreño es un pantano pequeño... Nada, nada; tú a lo tuyo: a tu Historia del Mundo del Principio del Mundo: tu propia historia, tu propio mundo. Sigue contándola, sigue escribiéndola.

    Que nos gusta mucho:

    "Mojar el diamante en el río de aguas moradas". Se comprende que la bruja grasienta no quisiera ducharse, pero no que rechazara bañarse en tu maravilloso río. No sabemos qué hacer con ella.

    Sí que hay que arreglar las casas, pero "poner en la punta del diamante la famosa media hormiga de oro" nos está costando un poco. Cuando lo consigamos te volveremos a escribir.

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  5. Escribió una frase más bajo el mapa rectangular:

    (...) y de repente, vieron un gran monte.

    Ahí lo dejó.

    Gracias por los comentarios y haikus...

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  6. El gran monte que de repente vieron, probablemente tendrá más árboles que tigres. A ver, Ana, si es verdad todo esto: Los árboles tienen hojas. Unos son de hoja perenne y otros de hoja caduca. Tomás (fue Tomás, ¿no?) supo lo que significa "caduca", y gracias a la lectura nocturna de "El paquete parlante" (comentarios paternos incluídos), a Ana

    le dieron un punto verde
    porque supo contestar
    lo que era hoja perenne.

    ¡Loqueras, Ana al manicomio! Toda la vida de Dios se ha dicho: con las niñas que saben demasiado, mucho "cuidaito" (o "cudiaito"). O sea, que tampoco pasa nada, Ana,

    si en vez de verde,
    en alguna ocasión
    el punto es rojo.

    Ejemplo. Un día la seño te pregunta qué significa "manicomio", no lo sabes y entonces... ella... coge... el ¡bolígrafo rojo! No tenga pena, señorita. Anita, no tengas pena.

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  7. Cuatro panes trajo el diablo.
    Como no comas te mueres,
    ¿sabe usted de lo que hablo?

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  8. Ya te lo había dicho yo. Como hacía meses que no lo visitabas, el Cementerio Inglés estuvo llorando tantos días que se secó la fuente de los nenúfares. Tú misma lo viste ayer. Por eso también los dos guardas del cementerio nos dejaron pasear sólo cinco minutos, lo justo para visitar al niño de las conchas. Luego, en el Jardín de las Rosas Futuras, la mariquita pérez también estaba triste y tú no quisiste alegrarla recitándole MARCO SE CASÓ EN SEGOVIA... Y eso que Segovia rima perfectamente con novia. ¡Cómo iba a echarse a volar así! También por culpa tuya, se amustió todavía más. Y aprovechando un momento en que ni siquiera la mirabas, por entre los duros listones del banco desapareció.

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