miércoles, 12 de diciembre de 2012

Tea calambres y otros amigos imaginarios


5 comentarios:

  1. Forman un buen equipo, Ana:
    Carlos, Alas de dragón, con su ¿flequillo o visera roja?; Laura Cuidabosques, con regadera en una mano y ¿sembrando algo con la otra? ; Tea calambres (es mi preferida) con su pelo rubio electrificado; Teo Potitos gateando hacia sus tarros de comida. Por ser bebé quizás sea hijo de Tea, Laura o Carlos. Se parece más a Laura por su cara redonda. Nena de Primavera con su pamela floreada y Plata, el amarillo conejito imaginario. Un equipo fantástico para alegrarnos el día.

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  2. Otro voto para Tea Calambres. También me gusta especialmente, aunque todos son interesantes y están igualmente alegres.

    Tea calambres es más irónica, tiene sonrisa ladeada y toda la pinta de ser astuta y graciosa. Además defenderse de las personas desagradables dando calambres no está nada mal pensado, a mi modo de ver. Observo el pelo rubio bajo el efecto de la corriente, pero supongo que el instrumento que usa para su defensa es el bastoncillo negro con punta roja.

    A ver si otro día nos demuestra sus habilidades. Por supuesto tendrá que vérselas con otros personajes distintos de Carlos,Teo, Laura, Nena y Plata... porque estos son bueniiiiiiisimos y nunca le van a dar problema.

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  3. Está claro, Ana. La que se va a llevar más votos es tu amiga, imaginaria para ti pero real para Frankesweenie. La de la melena amarillo calambre que atrae truenos y rayos de mucho rendimiento. TEA CALAMBRES. Buen nombre y buen gesto el suyo, como de Picasso, gracias a esa boca tan de lado mantecado.

    Gesto gracioso igualmente el de su compañera también imaginaria NENA DE PRIMAVERA en otoño. Bonito, Ana, también el nombre; nos hace recodar tus dos últimas cenas en el chino del Pasaje de la Chimenea y de tu Madre. Tú, con mucha hambre. Ya te gustan los rollos de primavera. Invitaremos, pues, a Nena de Primavera, ¿cómo no va a gustarle su rollito? ¿También la sopa china de aleta de tiburón? A ti, no al principio, pero pronto te pusiste de pie --qué bajas las sillas de ese chino, calamba, homble...-- y no soltabas ni muelta la cuchala china de loza china de la Conchinchina.

    Malamente aterrizó CARLOS ALAS DE DRAGÓN, le sale sangre de la cabeza. ¿O es fuego que por error y horror en vez de por la boca le va desde su apellido hasta la frente? Si es así, otro fin de semana no lo invitaremos al chino sino al infierno. En pleno invierno, ¿dónde se está mejor? En el infierno

    LAURA CUIDABOSQUES riega una flor morada con su mano derecha. La regadera de la izquierda, Ana, te ha salido peor. Y más grande. Quizá por eso se ha formado un charco rojo en el suelo. ¿O no es charco sino roja flor aplastada por el peso del agua? Triste entonces, muy triste la torta que se ha convertido. O puede que Laura Cuidabosques no está regando porque lo que lleve en su mano izquierda no sea una regadera sino una talega repleta de semillas de cereales y así lo que hace es sembrar centeno bueno de Castilla la Vieja, trigo amarillo de la Mancha de don Quijote y la cebada amarga que tu amiga Luna trajo de Holanda. Pudiera ser.


    TEO POTITOS come demasiados potitos. Así tiene la cabeza tan grande como una ballena y le has pintado arriba el doble chorrito que, de la A a la Z, todos los cetáceos pasean por los mares del Caribe guatemalteco. “¡Por allí resooopla!”, gritan los niños chapines como tú cuando en vacaciones van en barco de excursión y después de medir bien con sus reglas la línea del horizonte, logran por fin ver un chorrito de ballena. Como están de vacaciones no hay puntos, ni verdes ni rojos.

    Y, por último, tu CONEJO IMAGINARIO. Pues no es tan imaginario. Eran mucho más los que pintabas hace poco en tu pizarra. De ellos tenemos una foto aquí, en la nevera, sujeta por las Islas Canarias: ¡se te había olvidado, Ana! No, no es tan imaginario tu conejo reciente. Está mucho más gordo y no se sabe bien qué lleva bajo los dos brazos, seguramente mucha lechuga. Además, tiene las orejas más normales, no tan enormes como los cuatro de la nevera, que más que conejos parecen dinosaurios voladores, buitres leonados o quebrantahuesos desesperados. ¿A que sí?

    Como dice Miguel, hasta luego.

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  4. Respuesta de Ana:
    Muchas gracias por vuestros bonitos comentarios.
    Abuelo, no son brazos lo que he pintado al conejo sino mofletes.

    Adiós, me voy a dormir,

    Ana



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  5. BRAZOS Y MOFLETES

    Se abrió la puerta del ascensor y aquel hombre, nada más encender la luz del garaje gritó a los coches:

    –¡Mi barreño!

    La niña no entendió a qué venía aquello pero no se asustó. Ni tiempo tuvo de pensar que aquel señor podía estar volviéndose loco, porque en seguida recordó algo que había ocurrido la semana anterior en ese mismo lugar. Un largo concierto de goteras con un único asistente: el ascensor.

    [En El Pinillo, solo Ana conoce y puede explicar algo de tan tontísima historia (como la canción, ¡guau!; o en inglés, wow!). Ana, ya que cuentas todo tan bien, si con ayuda de Tea Calambres y Nena de Primavera lo haces, la historia puede pasar de tontísima, a solo tonta, regular, buena ¡o buenísima!]

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