miércoles, 21 de agosto de 2013

El Gumut


6 comentarios:

  1. Gracias.

    Ana ayer tarde deambulando como de costumbre para inspirarse mejor.

    “El GUMUT es un personaje imaginario que viaja a la Luna y allí se encuentra a un marciano llamado GALIT que se convierte en la divertida mascota del GUMUT.

    El GUMUT vive en un agujero negro con su mejor artilugio (el único que tiene) y su mascota el GALIT.

    Hay otro personaje imaginario llamado LETEA, y el GUMUT está loquito por ella. LETEA es también una especie de Frankestein.

    El peor enemigo del GUMUT, PEDRO, es un humano, no es un personaje imaginario. PEDRO no ve a LETEA como la ve el GUMUT; por eso intenta alejarla de GUMUT…”

    Por ya no saber coger apuntes, también porque Ana baja sin ningún problema de las galaxias a la Edad Media, lo que en los apuntes viene a continuación, ya muy fragmentariamente, es algo de la repetida historia de la princesa que participa de caballero en los torneos para desesperación de la reina madre.

    “Y a mi madre le gustaba que me encerrara en mi habitación y empezara a contar las artes que hacía… Y le pedí cerezas a una señora, ¿y sabes lo que le di a cambio? Trece monedas que le había cogido a mi madre.

    (…) [Con al zueco de adorno del salón en la mano] “El Caballero Negro era el dueño de un zapato que no se encontró jamás (…) Estaba prohibida la muerte. Yo lo había puesto en un cartel…”

    Sobre la marcha de torneos y demás relatos, Ana decidió evitar palabras como “tumba” o “muerte” sustituyéndolas por sólo gestos y sonidos en un idioma que, apuntó, no entendía la reina su madre. Agitando los dedos de una mano la hacía subir y bajar mientras emitía unos muy divertidos sonidos, algo así como “¡ggrrsstteekkttrreemm!”.

    El Caballero Negro ya estaba en la tumba [el piano cerrado] hecho polvo, así que llenaba el zueco con parte de sus cenizas, lo apretaba muy fuertemente contra el piano, contra la tumba, mejor dicho, contra “¡ggrrsstteekkttrreemm!”, y gracias al sello que así se imprimía en la suela del zueco, el Caballero Negro resucitaba: volvía a ser niño. Una y otra vez. “Y pasará siempre lo mismo”, dijo ella. Versión ‘agilana’ del ‘eterno retorno’.

    “… Entonces, ágil Ana…” [¿Un águila? “¡No, Ágil Ana!”, molesta por la interrupción.]

    (…) “Un libro sobre el olor de pies”.

    (…) Salió una tal “Señora Pencil”. Hábil Agilana bautizando personajes o buscando títulos.

    (…) Sustituyó el deambular por el balanceo en la mecedora para contar un par de “cosas que pienso y que me gustaría que existieran”.

    Un tren con cuatro o cinco vagones de diferentes colores y misiones que imaginó, según ella, en el viaje en coche Torremolinos-Málaga del día anterior. Y un libro a fabricar con monstruos muy diversos desparramados por sus capítulos. Desgraciadamente humanos como Pedro, no personajes imaginarios, de nuevo necesitamos un magnetofón.

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  2. Para mí, el personaje más atractivo es Letea, porque es rara y enigmática al tener doble personalidad: humana y robótica. Aunque no sea humana, sí que lo es por la magia del amor de Pedro. Yo no sé, la pobre puede hacerse un poco de lío si tiene que decidirse por uno de los dos; porque la decisión no es fácil. Además no sabemos bien sus preferencias, a lo mejor no quiere ser el amor secreto de Gumut y prefiere a Pedro en el fondo... eso no quedó muy claro el otro día, cuando diste la explicación detallada del dibujo lunar.

    El mecanismo de propulsión del "tirit" salta a la vista como funciona; tiene un muelle a la izquierda que es lo importante; parece un tirachinas de los antiguos, no el tirachinas del señor deprimido del Muelleuno, bueno el otro día, afortunadamente, estaba ya menos deprimido..., a lo mejor porque le pareció ver a Galit dando gigantescos saltos, en un intento desesperado, el pobre, por alcanzar la luna...

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  3. Con estos personajes tuyos, Ana, y de nuevo en coche-avión, habrá que volver adonde Miguel y tú sabéis, a ver si con todas sus flechas y cruces son capaces de deshacer la broma cuadrada y rosa antes de que lleguen las lluvias. Más que en el Gumut confiamos en Letea. ¿Llevaremos también a Pedro con su balón, a ver si así se le pasa la depresión? Como recordarás, el señor del Tirachinas ya está bastante mejor.

    Sentimos decírtelo, Ana. Debajo de la loseta rota, como por arte de magia, sigue habiendo papelitos. A pesar de que yo, cada vez que observo alguno en el aire, le lanzo desde la bicicleta mi mejor graznido de pavo real. Pero nada, se bambolea muy chulo un rato y luego vuela a esconderse debajo de su trozo de baldosa. Y ya no ponen “Chapina”, “Guatemalteca” o “Guatemanteca”, sino bien claro ¡todo tu nombre! Te copio lo que recuerdo de los últimos papelitos.

    “Soy Ana Escudero,
    famosa en el mundo entero.
    Soy Ana de Guatemala,
    ¡me están poniendo muy mala!
    Soy Ana Guatemalteca,
    ¡arreglen ya la loseta!
    Arreglen ya la loseta
    o vuelvo de Torremolinos
    y armo la zapatiesta.”

    (Armar la zapatiesta parece ser 'armar mucho follón'. Allí los hemos dejado por si a ti y a Miguel os apetece volver a verlos; si por el contrario quieres que nos adelantemos tu abuela y yo y los destruyamos, puedes decírnoslo aquí en tu blog. En realidad, se pueden dejar allí, no pasa nada. Porque enseguida volverían a salir otros papelitos, como los caracoles: ¡y pronto lloverá! Y con la lluvia, no sé qué será de nosotros y tantos papeles).

    Tú nos dirás.

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  4. ¿Como es que hay papeles nuevos? Abuelo, creo que con la lluvia se mojarán un poco si es que sobresalen de la losa. Hasta luego Lucas.
    De Ana.

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  5. Cosa de magia tanto papelito por la Estación de Cruceros (Muelle Uno adelante, ya sabes: rampa de lanzamiento de los coches aviones). Para que no haya tantos, probaré mañana a lanzarles graznidos de pavo irreal: por Internet, acabo de oír uno en un vídeo; también desde una bicicleta, y si llueve no importa: a ir con impermeable de capucha.

    Los papeles que vi hoy no sobresalen de la losa, pero cuando llueva se mojarán igualmente. Esa losa rota es muy rosa (lo siento), pero no tiene escape de aguas. Y dicen que esta noche puede haber tormentas. Pero tú no verás más relámpagos por encima de la casa de los vecinos porque no estarás comiendo tallarines chinos (chinos, claro) sino bien dormida. Hasta luego, Lucas.

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  6. Miguel (4 años) en la arena de la playa:

    ―Las olas, ¿dónde las preparan?

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