sábado, 13 de septiembre de 2014

Peter y los secretos de la escuela de los muertos vivientes



Peter trabajaba en en una antigua escuela llamada Escuela Publica Miramar . Lo que la gente no sabe es que detrás del enorme cartel que lo anunciaba se escondía un pequeño cartel alargado en el que ponía : Escuela de los muertos vivientes . Peter daba clase a 12 muertos vivientes todos niños, pero a veces había problemas. 

CAPITULO 1 

LA CLASE DE MATEMATICAS

Peter no era un muerto viviente, sólo era una persona normal, presa del miedo que se iba acumulando en algún lugar de su cerebro. Ese día le tocaba matemáticas. Mientras entraba en la clase seguido de 12 niños zombie, sintió un cosquilleo en la espalda, pero no le importo. Ya en la clase, mientras explicaba la raíz cuadrada, un niño de color verde con una enorme mancha roja en el brazo los labios muy pequeños y los ojos achinados le miraba y le decía : ¿ Para qué saber la vida si ya estamos muertos ? Y repitió esto varias veces más. Peter se iba echando para atrás al ver que los demás alumnos se levantaban de sus pupitres y andaban hacia él con cara de pocos amigos. A los 5 minutos Peter se desmayo .

CAPITULO 2

TE ESTÁS TRANSFORMANDO

Peter despertó en secretaria rodeado de cables y medicamentos. Peter maravillado pensó : No sabía que por que me den miedo unos cuantos niñitos tengan que armar tanto lío . Justo entonces se abrió la puerta .  La que entró era la organizadora oficial de fiestas escolares de todos los colegios de la zona . Se acercó a Peter y le dijo : lo siento mucho, se esta transformando, mientras usted dormía los niños le contagiaron la enfermedad . Peter le dijo a la organizadora : ¿ Una enfermedad ? ¿ No eran muertos     vivientes ?  Ahora la organizadora bajo mucho la voz y dijo : la verdad es que me lo ha explicado con mucho detalle un alumno de tu clase que también estaría muy interesado en hablar contigo .

Continuará ... 
       

6 comentarios:

  1. Estupendo, Ana, que entre tus muchas tareas (ir al colegio de lunes a viernes por ejemplo), sigas practicando la de escribir historias (y no solo, tras unos segundos de reflexión, contarlas “de boca” sobre la marcha). Muy bien comienza la del “seño” Peter y los 12 niñitos zombis (si son 12 niños, bien puede haber 12 capítulos).

    Mucho suspense al final del capítulo 2. Qué va a pasar, ¿que el niño interesado en hablarle no es muerto viviente?, ¿que está dejando de serlo a medida que le va traspasando a Peter la “enfermedad”? (si es que lo de ser zombi es una enfermedad y no un estado general).

    “A veces había problemas”. Uno de ellos puede ser el muy bien descrito “niño de color verde con una enorme mancha roja en el brazo, los labios muy pequeños y los ojos achinados” (cuidado con los chinos, Anita Escudero). ¿Es ese niño el muy interesado en hablarle?

    Muy bien visto también el cosquilleo en la espalda, lógico si entras en clase con 12 niños muertos vivientes justo detrás. Y la explicación de la raíz cuadrada, el “para qué saber la vida si ya estamos muertos”, el despertar en Secretaría “rodeado de cables y medicamentos”, el nombre de la escuela, la entrada de la “organizadora oficial de fiestas escolares de todos los colegios de la zona”…

    O sea, que gracias y a cumplir con ese “continuará”.

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  2. "Peter daba clase a 12 muertos vivientes todos niños, pero a veces había problemas"... ¿y ese 'pero'? ¿es que se supone que al ser muertos vivientes serían pacíficos? Parece que un poco confiado andaba el profe de esa escuela pública un pelín rara.

    Otra cosa, ¿quién pondría el cartel de "Escuela de los muertos vivientes", si luego no eran sino enfermos de una extraña enfermedad?

    Por otra parte, el niño verde con mancha roja en el brazo le hace al pobre Peter una pregunta un poco tramposilla, porque un muerto viviente no es un muerto normal, o sea silencioso del todo; para un zombi puede ser muy beneficioso aprender la raíz cuadrada de 144 y tocar el piano y la flauta dulce.

    Da la impresión de que Peter se asusta un poco más de la cuenta por unas miradas de nada, quizá era porque esperaba reacciones peores de sus doce alumnos, varones todos (suerte para las chicas no estar por medio), y eso es lo que debe producirle también esos cosquilleos terroríficos; es un suponer, claro.

    Has dejado la historia, Ana, en el punto más alto de la intriga... ¿una enfermedad ahora?

    Que el tercer capítulo no se haga esperar mucho, porfi.

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  3. Dos aclaraciones:

    Primera: La raíz cuadrada de 144 es 12, o sea el número de alumnos zombis.
    Segunda: Eliminé el comentario porque, por accidente, salió en respuesta al de tu abuelo, azulado, y no independiente y en blanco; pero bueno, así ya llevas cuatro, que tampoco es lo más importante, que conste.

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    1. Gracias por los comentarios (y las aclaraciones), ya voy a escribir el tercer capítulo que por cierto va a dar bastante miedo. Un besote de ANA.

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  4. Llueve mucho y Ana con sus historias de miedo y pingüinos abandonadas: ellos abandonados también por lo tanto y por lo tonto. Volvió el colegio, sí. Pero está claro que SI ELLA QUISIERA podría seguir escribiendo esos cuentos, incluso alguno más (ELLA es Ana).

    Sigue lloviendo mucho, sobre la tierra y también sobre el mar. Cuando yo tenía tu edad ―63 años, perdón: 6 + 3 = 9 años―, creía que, por contradictorio ―agua sobre agua―, sobre el mar ―que aún no había visto― no podía llover, ¿qué te parece? (sin querer me ha salido un juego de palabras, ¿lo ves?).

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